Cada cepa tiene una historia detrás suya. Muchas veces esa historia influye tanto, como la propia capacidad de la uva para elaborar buenos vinos. La asociación de ideas entre una variedad y un grupo de vinos célebres, un terruño destacado o un acontecimiento importante, ha sido en muchas ocasiones el pilar fundamental para la elaboración de una mística duradera. Y la Syrah es, probablemente, el caso más evidente de esto. Ningún otra cepa acarrea consigo tanta leyenda, tanto el misterio de sus orígenes, como su exotismo con vestigios orientales. Antigua ciudad persa de Shiraz.
Existen narraciones históricas que indican que Cleopatra tomaba Syrah mientras disfrutaba en sus baños de leche de burras en Egipto. Otra de estas historias dice que durante las cruzadas procristianismo, los guerreros llevaron estacas de la cepa en sus alforjas por toda Europa y Medio Oriente.
De igual modo queda una referencia bastante anterior en términos cronológicos, según la cual dicho traslado formo parte de la campaña del emperador romano. Así la Syrah habría ingresado al continente Europeo a través del puerto siciliano de Siracusa, cultivada allí, y luego llevado al sur de Francia. De acuerdo a esta versión, el nombre de la variedad estaría ligado a Siracusa. Pero la versión más aceptada sitúa el origen de la Syrah en el medio oriente, más concretamente en la ciudad de Shiraz, en Persia, actual Irán, desde donde, bajo circunstancias muy poco claras y mucho menos documentadas, habría sido llevado a Europa por navegantes griegos.
No obstante estudios recientes parecen contradecir esas versiones, y demostrarían que la Syrah es una uva de origen netamente europeo, más exactamente del mismo lugar de Francia donde hoy se cultiva,la región del sureste francés del Delfinado cuyo eje central es el valle del Rodano, donde se originó a partir de un cruce natural de las desconocidas variedades Mondeuse Blanche de la Saboya y Dureza de Ardèche o bien descenderia de los lambruscos, lianas silvestres que crecen en el borde de rios y lagos y seria fruto de la domesticación de la planta.
Si esto fuera verdad, la más noble cepa tinta del sur francés tendría su origen en el antiguo pueblo galo de Alóbroges, y pertenecería a una familia de vides locales llamadas “vitis alóbroges”, de características únicas y bien diferentes a las viníferas. En este caso el origen del nombre Syrah estaría asociado a la raíz "Ser", pasando por diversas deformaciones tales como Syrah, Sira, Lasira, Sirah, Sirac, Serené y Serine. La Syrah ha logrado su magnitud mundial desde el “terroir” del valle de Ródano en Francia. Allí ha conseguido su mejor expresión como consecuencia de los suelos con marcada presencia de piedras, en donde las plantas producen naturalmente rendimientos moderados. Los vinos logran una acusada intensidad de color, con taninos de un típico vigor durante su juventud, mezclados con aromas y sabores más especiados que frutados. Al ir madurando, alcanza matices animales, del tipo de la carne de caza y el cuero.
Viñedos de Syrah en el valle del Rodano.
Existe otro lugar en el mundo donde el cultivo y la elaboración de la Syrah adquieren una hegemonía indiscutida, Australia. Allí las bodegas junto con sus expertos han conseguido desarrollar al máximo los caracteres primarios de la uva, imprimiéndole incluso una nueva dimensión al obtener vinos enormemente concentrados, en donde surgen tonos de mermelada de frutos negros, algo que no se logra en Francia. Las mejores bodegas de Oceanía están conquistando con esta uva, niveles de calidad que se sitúan entre los más altos de acuerdo a los parámetros internacionales.
Viñedos de shiraz en Australia.
Esta cepa se acomoda perfectamente a diferentes suelos y a circunstancias climáticas difíciles. En nuestro país ha adquirido fama últimamente y junto a las variedades Malbec, Cabernet Sauvignon y Merlot es la cepa que se presenta con una disposición creciente de superficies cultivadas. La Syrah mantiene una producción regular y muy abundante pero representa todo un reto para los vinificadores, sobre todo cuando se utiliza en solitario. En vinos comunes es bueno utilizarla como variedad adicional, ya que puede aportar matices especiados y personalidad a mezclas sin demasido caracter.
Uva Syrah
Sinonímias: Candive Noir, Entournerein, Hignin Noir, Plan de la Biaune, Schiraz, Sérine, Sérdne, Sirac, Syra, Syrac, Sirah (Francia), Petite Syrah (Brasil).
Vista: En su juventud presenta colores muy oscuros e intensos del tipo rojo grosella o frambuesa o violeta intenso.
Olfato: Los aromas primarios de la Syrah recuerdan el cuero, la trufa y la violeta entre los más señalados. Los Syrah jóvenes tienen aromas muy seductores a violeta, cassis, coco, higos, frutos secos, grafito, vainilla, violeta, mermelada de ciruelas, grosella negra y zarzamora. Los Syrah con crianza en roble despliegan otros aromas, ligeros toques ahumados, coco, higos secos, aceituna negra, trufa, clavo de olor, especias.
Gusto: La Syrah en boca se manifiesta untuosa, corpulenta con buen grado alcohólico, suave, con gran presencia de taninos que se redondean y dominan su astringencia durante la crianza en barricas, mejorando las propiedades naturales de la variedad y lo facultan para largas estancias en botella. Prevalecen los sabores a grosella negra, cassis, y mermelada de ciruelas, zarzamoras y sabores especiados dejando un persistente recuerdo en la boca.
Maduración: Tiene la peculiaridad de que se puede beber joven, momento en el que exhibe notas frescas y aromas muy agradables. La Syrah da vinos muy corpulentos, sólidos, tánicos y de larga conservación por lo que le favorece mucho la crianza en madera y añejamiento en botella. Su proceso de envejecimiento es muy rápido pero con gran calidad y soportando la oxidación, esto tolera que sean bebidos bastante pronto o bien con un tiempo de crianza amplio. Evoluciona favorablemente con el tiempo y se convierte en un vino de gran cuerpo.
Temperatura de servicio: La temperatura de servicio de un Syrah, la cual le permite al vino exponerse delante de nosotros realzando sus aromas y sabores, debe ser para los Syrah jovenes entre los 16º a 19º y entre los 18º a 20º, para un vino de guarda. Para un vino de guarda sería muy conveniente utilizar decantador, por lo menos con una hora de antelación antes de beberlo.
Maridaje: Carnes de caza: ciervo, jabalí, conejo. Carne de pavo y de cerdo, comidas especiadas, picantes, choto, fiambres y embutidos, quesos de cabra.